Que los seres humanos podamos tener una mente luminosa y clara, es una manera muy poderosa de trascender la felicidad, a través del compromiso total con nuestro propósito de vida. El mundo está lleno de odio, avaricia, ignorancia y sufrimiento, pero en el momento en que nos conectamos con nuestra verdadera identidad, con nuestr@s antepasad@s, con los ecosistemas saludables del Planeta, con la Tierra misma, nos trae (si tenemos una mente atenta no sólo a las cosas burdas sino también a lo sutil) un sentimiento de agradecimiento que no depende de nada exterior sino sólo de nosotr@s mism@s.
Estar anclad@s en agradecimiento continuamente, para poder luego tener la fuerza de enfrentar y honrar el dolor de la Tierra, después poder ver con nuevos ojos las alternativas que emergen y finalmente seguir adelante con acciones como nos lo han enseñando nuestr@s campesin@s e indígenas, es muy (r)evolucionario porque el agradecimiento, momento a momento, está en dirección diametralmente opuesta al consumismo voraz de comprar y adquirir más y más, y buscar la felicidad fuera de un@ mism@. Es decir, el agradecimiento de lo que es aquí y ahora nos invita a estar muy consciente de lo que realmente necesitamos, nos invita a evaluar ¿qué es suficiente? y es aquí donde nos damos cuenta que estar viv@s y ser instrumentos de valor, amor y sabiduría está en armonía con la sencillez que tanto nos han enseñado la gran mayoría de l@s campesin@s e indígenas del Planeta.
No hay peor enemigo que una mente desbalanceada, intranquila, llena de prisas, apegos, aversiones, rencores y violencia. Y no hay mejor amistad que la de una mente balanceada, serena, tranquila, en calma, sin afanes, llena de perdón, paz y amor.
Ahora bien, si los sistemas del Estado y transnacionales, ahora predominantemente capitalistas, están basados en avaricia, odio, miedo, castigo, violencia e ignorancia, ¿y qué tal que nosotr@s mism@s cultivamos nuestras capacidades intrínsecas de amar, de tener valor, de compartir, de restaurar, de ser generos@s, de decir la verdad? A toda escala, cultivar cualquiera de estas cualidades es más que (r)evolucionario.
Y sí, todo empieza en nuestras mentes.
Está demostrado científicamente que nuestra mente consciente tiene la capacidad de procesar cerca de ~40 transacciones por segundo, mientras que nuestro subconsciente hace ~40 millones de transacciones por segundo. Estos son ¡seis órdenes de magnitud de diferencia! Es por esto que cuando una persona practica alguna actividad por cerca de 10,000 horas o más, un@ se hace expert@ en esa actividad al grado de que ya no tienes que pensar en detalles porque lo haces de manera automática. ¿Y qué tal que empezamos a ser parte de un mundo donde somos automátic@s en amor, en valor, en generosidad, en compasión, en decir la verdad, en sabiduría? Ningún truco legaloide, ni intimidación física, ni amenaza emocional, ni psicológica podría generar miedo en nosotr@s. Pero para eso necesitamos trabajar fuerte en nuestro subconsciente y cultivar nuestros corazones y mentes para quitar todo lo que bloquea la luz de nuestro amor radical por la Tierra y todos sus seres.
Esta cultivación viene al deshacernos de nuestras aversiones y apegos que pueden ser producidos en la mente después de que nuestro cuerpo experimenta sensaciones y/o pensamientos incómodos o placenteros. Poder observar estas sensaciones, sin reaccionar, con una mente clara, atenta, calmada, y poder vivir cómo cada sensación es temporal y se desintegra tarde o temprano, es un gran instrumento para vivir la realidad tal y cómo es y no como nosotr@s queramos que sea. En otras palabras, poder reaccionar a nada y, en lugar, responder a todo con amor, momento a momento, es el secreto de la libertad total. Es simple pero difícil de cultivar.
Cuando, por
desobedecer con Gran Amor (hay gente que le llama satyagraha o fuerza del alma o aferrarse a la verdad o desobediencia civil noviolenta), me metieron a unas de las cárceles(físicas) del imperio, encontré que aún ahí en ambientes muy inhumanos en aislamiento confinado, la opresión no pudo tocar ni mi mente ni mi corazón. Al contrario. Como pude estar meditando y practicando yoga por tanto espacio-tiempo, me sentí con más energía para trompicar al imperio y enraizarme en el amor verdadero.
Por eso es de vital importancia estar en silencio receptivo al menos dos horas, al comienzo y al final del día, para callar a la mente, para que pueda el corazón hablar a través de ella y para cultivar la (r)evolución interna de modo que nuestros pensamientos, palabras y acciones sean lo mismo y fomenten nuestra felicidad y la de tod@s l@s que nos rodean.
En una ocasión, un hermano de aspecto temerario y muy involucrado en la pelea de pandillas de este barrio sintió un fuerte impulso para ir a quitarle la vida a alguien. Pero antes de hacerlo, en el umbral de la puerta de su casa, se acordó de que el hermano
Adelaja Simon, una de las personas que empezó Casa de Paz, le había dicho que siempre que él quisiera podría ir al espacio que tenemos en la planta de arriba de Casa de Paz para meditar o rezar en silencio o simplemente contemplar; que lo único que tenía que hacer era quitarse los zapatos en la entrada y subir. Y en un instante, eso fue lo que hizo en un domingo a las 630pm de la noche. Esa noche, después de la meditación y en medio de lágrimas, este vecino me confesó que «este nivel de intimidad para contar estas cosas» no lo podía tener ni con su madre ni padre porque no les quería abrumar. Dijo «estoy profundamente agradecido de poder contar con el único lugar que conozco en el barrio, donde puedo estar en paz sin ser juzgado.»
Si todas estas horas de meditación en la casa donde vivimos sirvieron para salvar un par de vidas más y ser un contenedor de paz, este experimento de Casa de Paz ha valido la pena.
6. La base de los movimientos sociales es la confianza. ¿Como recuperarla en la era del dinero? ¿Alguna experiencia para compartir?
Efectivamente la confianza lo es todo para vivir en comunidad. Cada vez que usamos un billete de moneda convencional, es una oportunidad para darnos cuenta de que existe una relación rota, ya sea con alguna persona o con la Madre Tierra.
Como mencionaba anteriormente, estamos tratando de regresar a las costumbres de la familia. Muchas veces le llamamos «el Poder de la Abuela» o de algún familiar. Por ejemplo, si tuvimos la fortuna de conocer a nuestra abuela (o para propósitos de este ejemplo cualquier persona adulta que se encargó de alimentarnos) y alguna vez fuimos a comer a su casa cuando éramos niñ@s, imagina que después de comer platillos deliciosos y tu postre favorito, muy satisfech@ sobándote la panza de placer le dices y preguntas: «¡Que rico estuvo todo Abuela! ¡Delicioso! ¿Cuánto te debo?»
En mi experiencia esto hubiese sido casi como una ofensa porque el amor en familia no tiene precio. Y este sentimiento de fraternidad se repite también en infinidad de otras culturas. Este amor sin precio, invaluable, es universal.
Entonces ¿qué pasaría si viviéramos en una sociedad donde tod@s nos tratáramos como familia? ¿Y que tal que no sólo sea la familia humana sino también la Gran Familia de la Tierra?
Inspirad@s por el
hermano Tree y su «Puesto de la Granja Gratis y Libre» en San Francisco, nosotr@s empezamos a hacer algo parecido en Oakland. Esto es, crear condiciones para fomentar el crecimiento de la tierra y la comunidad. Lo que hemos estado haciendo por casi más de 3 años es poner unas mesas con manteles y canastas todos los domingos por un par de horas en la banqueta en frente de
Casa de Paz. Aquí ponemos frutas y verduras que a veces cosechamos de los alrededores o nuestro propio jardín y también traemos frutas y verduras orgánicas y locales que nos regalan algun@s granjer@s en el mercado de Oakland. Es una invitación a l@s vecin@s para adquirir comida saludable ofrecida como un regalo, así como compartir la presencia de sus familias y también los frutos y verduras que algun@s de ell@s pueden ofrecer a la comunidad. Hay una vecina que tiene 7 árboles frutales y que cuando están en temporada, su generosidad (y la de su familia de seis) se muestra en el regalo de varias cajas de limones, mandarinas, toronjas, duraznos, ciruelas, naranjas y chabacanos.
Hemos estado sorpredid@s de saber que gente que ha vivido por más de 20 años en la misma cuadra y que, sin embargo, no se habían conocido hasta ahora.
Este experimento, que le llamamos FrutaGift (RegaloFruta), es un pretexto para conocernos más como vecin@s y, al mismo tiempo, utilizar comida saludable sin pesticidas, ni fertilizantes, ni transgénicos como instrumento para seguir fortaleciendo el tejido social y la confianza entre nosotr@s.
7. Tu dices que todo acto humano es un acto de amor. ¿Cómo explicas y entiendes las guerras y sus intereses?
A lo que me refería es al espectro del amor que va desde un amor con una vista muy estrecha y muy limitado (digamos el interés del bienestar sólo de mi familia biológica o amigos o inclusive sólo mis propios intereses), hasta un Amor con una vista amplia, panorámica, que incluye a tod@s, incluidos los animales no-humanos.
Entiendo que el amor limitado está íntimamente relacionado con NO tener mecanismos de retroalimentación. Esto va desde agotar los nutrientes de la tierra fértil, promover tratados de libre comercio que destruyen culturas ancestrales, promover transgénicos que atentan en contra de la vida de los polinizadores y tod@s nostr@s, hasta asesinar periodistas/activistas (como l@s herman@s Ruben Espinosa y Nadia Vera) y la promoción de armas nucleares. Si las personas que toman la decisión, por ejemplo, de acabar con la vida de un sólo ser humano (ya ni qué decir de miles de vidas o millones de ellas incluidos los ecosistemas) estuvieran en contacto directo con las consecuencias de esta decisión, muy seguramente habría un cambio y una fuerte influencia en su siguiente decisión.
Esto es, cuando estamos conscientes de la enorme interconexión que existe en la Tierra en su totalidad, vemos que cada acción que hacemos contribuye, o no, a un Planeta más armonioso. Con esta interdependencia nos damos cuenta de que el amor en su máxima expresión, al ir más allá de la autocomplacencia y el egoísmo, se vuelve amor total y, luego entonces, verdadero.
Nosotr@s, l@s campesin@s, indígenas y ciudadan@s del Mundo, somos esos puentes que hacen la retroalimentación imposible de evitar mientras existamos en esta Tierra.
Espero que no sea demasiado tarde, pero es probable que con mejores mecanismos de retroalimentación a los actuales, empecemos a migrar de una vida centrada en un@ mism@, en nuestros amigos y familia, a una vida centrada en el servicio sin esperar nada a cambio, centrada en el amor a tod@s, una vida centrada en la fuerza de la vida misma que, por su naturaleza desde luego, incluye a nuestra amig@s y familia.
Esta clase de Amor con gran perspectiva, que es amplio y universal, lo expresó Albert Einstein con mucha claridad:
Todo es parte de lo mismo: noviolencia integral. Si ponemos atención en cómo tratamos a la tierra y a los millones de microorganismos en ella; si notamos el florecimiento sin esfuerzo y natural de los ecosistemas libres de pesticidas y fertilizantes; si observamos cómo nuestros cuerpos se curan y fortalecen al comer frutas y verduras frescas orgánicas y locales; si podemos tener dietas veganas saludables (si nuestra bioregión lo permite) sin la necesidad de causar sufrimiento a otros seres; si percibimos la sutileza de cómo nuestra mente y alma se enriquecen con este tipo de alimento; si estamos en relación íntima y constante con las prácticas de cómo sembramos, cosechamos y cocinamos esta comida; entonces vemos que nuestra sabiduría no puede apoyar sistemas de explotación basados en la devastación de la tierra e intoxicación de nuestros cuerpos, sino que honramos la sagrada unión entre la tierra, el alma y la sociedad.
Mi
hermano Chris Moore-Backman (quien como protesta a las guerras imperialistas no ha pagado impuestos por muchos años al gobierno impuesto en esta parte del Planeta; quien ha trabajado como acompañante en San José de Apartadó en la parte del Planeta que llamamos Colombia; quien no usa automóvil; y quien trabaja muy cercanamente con la
hermana Michelle Alexander), dice que esta práctica de
la noviolencia integral es como un iceberg. Debido a que la densidad del hielo es cerca de una décima parte menor que la del agua líquida salada, esto hace que el hielo flote y que podamos ver sólo el 10% de él emergiendo de la superficie. De la misma forma, alguien quien honra la tierra, el alma y la sociedad, sólo podemos ver 10% de lo que esta persona hace. La punta del iceberg, el 1%, son los actos de desobediencia con Gran Amor. El resto del iceberg arriba de la superficie del mar, el otro 9%, es el programa constructivo visible conformado por las alternativas a la sociedad de crecimiento industrial como lo son: los medios de información independientes, la justicia restaurativa, la medicina preventiva, la ecología del regalo, las monedas libres, la permacultura y agro-ecología, comida orgánica, local y entrelazada con respeto y dignidad hacia l@s trabajador@s. Y por último, el 90% del iceberg no se puede ver, es la parte de la purificación de la mente y el corazón, es el arduo trabajo de la transformación interna. Y aunque esta transformación personal es invisible en la superficie, es el fundamento para que el resto flote. Aquí una vez más la importancia de tener una práctica personal que nos ayude a transformarnos internamente, para amaestrar a nuestra mente y poder personificar el valor, la impavidez, en Gran Amor, la humildad y claro, la noviolencia y la anarquía.
La (r)evolución externa (1% + 9%) junto con la (r)evolución interna (90%) hacen la (r)evolución total del espíritu humano.